miércoles, 29 de octubre de 2008
miércoles, 1 de octubre de 2008
Un día se desprendió de mis sueños. Bajo, tocaste mi puerta y te encontré. Hace tiempo sabía de tu existencia, sabía que un día visitarías mi cabeza. Y hoy llegaste. Si me hubieras avisado te hubiera preparado una cena o mejor, te hubiera llevado a un lugar dónde la Luna sería la mesa y las estrellas los invitados. Quiero llevarte a mi lugar, en mi mundo quiero compartir contigo.
He abierto la puerta, puedes pasar cuando lo desees. No tengo miedo de ti. Quiero más de ti. Me detengo y te observo desde arriba. Ahí estas, buscando mi mirada o sólo robar un instante de vida a mi lado.
Intento descifrar tu mirada. La voy conociendo, esos ojos negros, cafés, no importa el color pero lo oscuro se evapora con la luz de tu interior . Veo tus pasos, te veo caminar y no sucede nada.
Escondo mis secretos. Mis palabras van deteniendo los sentimientos van controlando las ideas. Lo que escuchas es un proceso, después de haber filtrado lo elemental, permanece lo necesario. Lo que debes escuchar.
Voy a tu lado, voy a tras, voy en tu voz y no te das cuenta. Me detengo, te vas y volteas lentamente avisándome mi ausencia. Te veo ahí, te vuelvo a ver donde te quiero ver. El silencio llega y nos encierra en un nuevo mundo donde los demás no existen, donde nada existe y nosotros somos la nada.