De madrugada los colores renacen, ahí logro lo mismo, encuentro un instante para buscar en mi alguna novedad. En sus ojos el resultado se fortalece, en su silencio e indiferencia el vacío me sabe distinto. Somos dos engañando a la vida. Al día siguiente se disfraza de normalidad el anhelo de continuar, volvemos a pretender entender la razón sin saber el funcionamiento. La esperanza la pierdo y sin ella un día aprenderé a caminar.
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