Eres  ausencia de gravedad, me encuentro levitando alrededor de tu cuerpo.  Las estrellas desaparecen y te conviertes en mi universo. 

Mis manos en tu cintura, guarda mis labios en los tuyos. Despréndeme el alma y llévatela contigo. Suaviza tus manos recoge las mías, tu refugio, tu cadera se envuelve con la mía. Tu cabello hipnotiza y  genera versos sembrados por ti y hablados por mi.

Te tomo, me tomas, nos tomamos. Me tienes ahí y me conviertes en todo, me dejas, te vas y olvidas mi rostro. Tu nombre lo repito mientras tus dedos me conocen, tocan mi saliva y generan emociones. Mis ojos se cierran no para no verte, sino para vivirte y llevarte siempre. Te gusta contemplar  y tocar, ves mi collar y te gusta donde esta. Me llevas a ti, te llevo hacia mi. Te  siento y te enfrento, levanto una de tus alas y dejo que me abrace. Aprovecho ese impulso y llevo ligeramente mi movimiento continuo a tu  punto preciso. Te desvaneces en mi.

Nuestras manos se abrazan, te detengo. Hablamos de las palabras, de los besos y de los hechos. Nos conformamos con estar volando sin tocar el cielo. Se extiende el tiempo sólo en uno de nuestros besos. Se convierte  lo efímero en sincero. Esos labios, son más que labios, esas manos son más que manos, Tú eres sólo Tú. Yo dejo ser Yo para ser de ti.  Pierdo control sobre mis cuerpo, sobre mis sueños, te confundo con realidad o te confundo con uno de mis deseos.

 

Tus oídos se dilatan al sentir mi voz y mi respiración,  te sostengo y  detengo el tiempo. Tengo miedo de sentirte tanto. Me quitabas la sed y me dabas más hambre,  eras vino, eras agua, eras un río mojando mi cuerpo. 

...Un día cuando la Luna bajo a iluminar mi vida . 12 de febrero de 2009.