viernes, 29 de enero de 2010

Mamá...

Quedan diecisiete minutos. ¿ De vida?. Sería emocionante. Los minutos, el número, no encuentro significado. Doy tres vueltas a mi cama y veo la misma figura al pasar de un ojo a otro. Separo las manos, una permanece en la cabeza y la otra junto a la tuya. Entonces volteo y noto la ausencia del cuerpo. El cabello rizado se vuelve alfombra y decora el cuarto de mi padre, él estará contento, guarde un regalo exclusivo y tal ve mi Madre me regañe pero estará feliz de mi regreso.

Aún pienso el modo, no tengo miedo al dolor ni miedo al error. Tengo miedo a no intentarlo cuándo deba hacerlo. Tengo dinero, ¿ y entonces?. Nada, sólo debía mencionarlo. Tengo una herencia y ningún heredero. No me he casado, no tengo hijos, no tengo una familia exclusiva. La soledad será mi amiga, la filosofía mi confidente y mi maestra, el amor será el gran ausente en mi vida.

Lavo la ropa, quiero que huela rico. La combino y luzco un atuendo tentador. Ellos no deben tocar el cuerpo, no me agradó como dejaron a mi Madre. Quiero verla, abrazarla y decirle cuanto la extraño además de lo duro que es vivir sin ella. Soy experta para engañarme, para volverme fuerte ante mi debilidad pero ya no puedo más. Ni dos años, sólo esta noche y será suficiente. Guarden recuerdos y un poco de cariño. Valor, visítame. Destino, ¿ me debes un favor? o ¿ te debo algunos ?...... esta noche cumple el deseo. Llévame con ella. Te extraño.

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