domingo, 16 de diciembre de 2007

Olvide...pedirte perdón..

Olvide pedirte perdón

¿Recuerdas aquél momento? Yo era una hoja volando con el viento. Libertad era la única sensación que inundaba mi alma. De la nada, una fuerza tan inmensa me detuvo, era la intensidad de tu mirada que olvidaba el tiempo y se refugiaba en mi bolsillo. Olvide decirte que sólo estaba de paso y aunque intentarás atar mi corazón, él se iría sin pedirte perdón.

Déjame volar, deja de atarme a tu ser tan delicado y armonioso. Deja de alimentarme con esa hierba amarga y deliciosa llamada amor. Dame la llave para quitarme esta cadena de flores que envuelve de un dulce aroma cada respiración. Te suplico, te ruego que dejes de recubrir mis labios con cera caliente que despide tu intimidad y evita que grite para pedir perdón.

Lamento no tener la fuerza necesaria para mitigar los placeres inmersos en mi mar de lujuria. Lamento no tener la normalidad de un hada humillada para vivir en tu jaula de amor. Lamento poder tener la frialdad de una anciana frígida para huir de tu selva adictiva. Lamento derretir tu alma al llevarla al doloroso mundo donde la catarsis me hace derramar lágrimas de confusión. Simplemente lamento todo, lamento ser yo.

Necesito un poco de silencio, dame un abrazo y permíteme olvidar mi realidad. Debo partir, necesito nuevamente respirar la inquietud de un día lluvioso. Devuélveme inmediatamente el trozo de alma que me corresponde y destruye el lazo invisible sobre mi cuello para nunca más regresar a ti. Lamento ser un ser necesitado de libertad más que de amor. Lamento existir, lamento estar, lamento ser yo.

Caminaré rápido y derramaré las ideas a mi paso. Sellaré mis ojos para evitar que al abrirlos salgan las palabras ancladas en mi alma. Recubriré mis pies con todos los sentimientos acumulados y te dedicaré una huella de amor. Me subiré al tren del placer para paliar el dolor de mi huida. Cerraré cada ventana de mi mente, evitando la salida de los recuerdos de tus besos. Pondré las manos sobre mi corazón y trataré de asfixiarlo, para decir que lloro de dolor y no de amor. Y siempre recordaré aquél momento, cuando olvide pedirte perdón.

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