"...tun tun...tun !" escucho mis pasos en la noche. Voy caminando, no quiero detenerme. Volteo a mi lado izquierdo y esta una bicicleta, en mi lado derecho se encuentra un corazón. Regreso la mirada al camino, me detengo, hay una pequeña estrella perdida. La levanto la guardo en mi bolsa y miro al cielo. Sorprendida bajo la mirada, no hay cielo. Mis pies siguen avanzando aunque yo quisiera detenerme y encontrar un lugar donde descanzar. Escucho una voz, volteo y no hay nadie. La vuelvo a buscar y bajo la mirada....esa pequeña estrella estaba cantando. Me sentí tan vulnerable, la noche me absorbía, la luz se desvanecía y el viento me detenía. En mi bolsillo esa voz me sostenía y a pesar de que no le entendía esa melodía me daba vida. Las ramas de los arboles se convertían en increíbles anatomías de amores perdidos que conocí algún día. El corazón comenzó a llorar y me contaba de esas heridas que no había podido sanar. Yo cerraba los ojos intentando ocultar los cristales de lluvia en mi inmenso mar. A lo lejos la neblina ocultaba un letrero donde decia tu nombre y tu código postal. Saque un mapa para poder ubicar la dirección contraria para acampar y encontrar el camino preciso que me guiara a conocer el verdadero amor. Me detengo y me siento en un tronco olvidado como mi corazón y escribo un poema en la tierra para sanar mi dolor. Mi mente se ha cansado de intentar encontrar las palabras precisas para expresar los sentimientos ocultos en un misterioso lugar. Estoy rendida ya no quiero pensar, quiero guardar fuerzas para poder aguantar el mal tiempo y poder llegar a la dirección correcta que me dio aquél señor para encontrar a mi verdadero amor.