jueves, 4 de diciembre de 2008

inSomnIo

Hay instantes donde te conviertes en inspiración. Pide un deseo, prometo no concederlo pero te ayudaré  a  transformarlo en realidad. Vive una utopía a mi lado y estrena tus alas nuevas.  Te veré sentada, tomaré tu mano y desataré tus sueños mientras te abrazo. No cierres los ojos, si no sueñas conmigo desapareceré. Sueña y llévame en tu bolsillo, guárdame y úsame de bufanda.  Iré en tu cuello, cubriéndote del viento  y besando tu oído.  Conviérteme en un pastel de chocolate y colócame una cereza en el cabello, puedes probarme. Te escucho, tal vez la locura me ha llevado a  pensar en ti como un ropero. Me verás sin ropa, te veré por atrás, te tomaré una foto y me regañarás. Después me gritarás y me besarás. Por la mañana me darás de tomar un té, despertaré en tu cama con residuos de tabaco y ropa interior.

Saldré de tu casa sin que me vea tu mamá, la distraerás mientras bajo las escaleras y olvido tu cuerpo en la regadera del  cuarto de arriba. Una vez más te quedas con un orgasmo en la mano y un beso en el hombro derecho.  Tocaré la calle y recordaré el busto de algún héroe parecido al tuyo. Te escribiré una poesía llena de nada pero con la verdad, la verdad sexual de tu sabor y el mío en medio de la meditación de llegar a un nirvana terrenal.  Me mientes diciendo: no quiero volverte a ver.

Pasó un día, luego dos, lleva un mes y el reloj sigue parado, misma hora y no mismo lugar. Enciendo el radio y escucho las noticias, escucho tu muerte, cambio de estación y anuncian tu resurrección.  La radio de mi corazón deforma la información. Me siento en el viaducto para escuchar un saxofón sonar, cierro los ojos y me siento caer, en  los coches, en el sonido, en la ruptura de la dulzura de la melodía de tu voz. 

No hay más… no hay nada. Veo el mundo y estoy yo, el autismo me ha llevado a conocer el núcleo de un planeta no contemplado en el sistema solar.  Quiero cocinar, tengo hambre y te hablo para preguntar una receta de cocina impresionista.  Tú me dices: pon un poco de Monet,  agrégale una noche estrellada  y córtate una oreja para que sepa mejor.  Yo lo pienso y decidió cocinar un platillo surrealista donde la diferencia entre un loco y mi platillo, es que mi platillo no esta loco, esta en ebullición.  

Abro la puerta y me descubro en mi casa, todo el tiempo estuve dormida. Estas a mi lado, el desierto ha dejado de ser desierto para ser más desierto. Te toco, me tocas y nos volvemos invisibles. Mientras perdemos  la ropa, ganamos color. Soy a veces verde y tú te vuelves de rojo.

 

Y nos sorprendió, llego el dinosaurio y nos comió. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hey... akí leyéndote hace mucho no lo hacía... me sigue gustando muxo tu forma d escribir!!... jeje pus ia aki ando tu A.P. jaja o kee ya no? jaja en fin ia déjate ver!

Elena Karenina dijo...

Y cuando desperté el dinosaurio seguía allí.

Eduardo Berti*

(el cuento mas corto del mundo)