martes, 12 de enero de 2010

Contraportada...

La historia es suave, un amor perdido y una historia incompleta. Los malestares del amor son una debilidad humana, los sentimientos se convierten en navajas salvajes al recibir los buenos días.



Ella se encontraba en su cama, la puerta ubicada enfrente de ésta y la ventana justo atrás de la primera. El Sol solía despertarla, en sus ojos brillaba más el color, era su principal atractivo. Dentro de unos ojos pequeños la suavidad de la mirada era su síntoma de inocencia. El frío y la oscuridad eran debilidad, debía salir de casa cada apagón, antes solía llamarla pero ahora era necesario salir de paseo obligado para aprovechar la luz de la Luna. Vivía lentamente y respiraba de la misma manera, oculta por un tiempo de los ojos humanos los cuales eran débiles ante su belleza, la obligan a unirse al mundo para recapacitar.


La dedicación era su virtud, cerraba su mundo ante la tentación que aún no conocía. De un libro sin sentido y del arte sin autor, recibía la vida en una pasividad constante. Tal vez se enamoro pero con la lluvia el sentimiento se escapo. Tal vez soñó pero ella misma tronco su sueño para depositarlo en el olvido al desistir sin realizar su primer intento. 


Entonces, ahí esta, despertando un día más. Sin cuestionarse, sin activar pensamientos que otro cerebro ya estaba procesando aceleradamente. Su baño estaba en la habitación, primera y única puerta a la derecha sin contar la de la salida. En ese baño, algún día conocería el placer y la lealtad. El peligro era algo ansiado pero seguía siendo una isla por descubrir. El tiempo pasaba, una vez más iba a la escuela, aún en la preparatoria, sin dudas, sin planes, sólo un país lejano en la mente, según un amor olvidado sería uno de los principales motivos, aunque en el fondo la libertad sería la necesidad primordial para volver a escapar. 

No hay comentarios: