viernes, 17 de diciembre de 2010

De madrugada los colores renacen, ahí logro lo mismo, encuentro un instante para buscar en mi alguna novedad. En sus ojos el resultado se fortalece, en su silencio e indiferencia el vacío me sabe distinto. Somos dos engañando a la vida. Al día siguiente se disfraza de normalidad el anhelo de continuar, volvemos a pretender entender la razón sin saber el funcionamiento. La esperanza la pierdo y sin ella un día aprenderé a caminar.




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