sábado, 8 de noviembre de 2008

...toma un poco de café y mezclalo. ¿ lo notas?....lentamente se va uniendo, de lo heterogéneo pasa a lo homogéneo. ¿Será así la vida?... los cambios se van disolviendo y se van adhiriendo creando un collage de pensamientos, ideas y gente, pero cada efecto es parte del todo, la causa única. 

Me encuentro detenida viendo algo pero no lo distingo, viajo, comienzo a volar. Mi cuerpo permanece pero mi mente no esta. Sin mi memoria no sería, no existiría. ¿Qué le da sentido a mi vida? mis recuerdos. Comienzo a entender la importancia de los inventarios. No es un anuario, tal vez así este ordenado. Hoy no me gusto, pero regrese el tiempo y volví a estar en una película blanco y negro donde la lluvia mojaba tu cabello y reías conmigo. No recordaba todo pero si lo necesario. Luego cambie y vi ese día cuando dormía en un tren de sueños lejanos, cuando comía dulces de colores y cuando la realidad sabía a una tutsi pop.

No pude quedarme mucho tiempo, su voz me despertó, me regresó. Abrí los ojos desde adentro y vi la gente, vi lo absurdo del presente. Ellos comiendo, ellos respirando nada sucedía. Yo tal vez hacia lo mismo, ahí estaba respirando, no de aire, sino de mi pasado, vivía de un anuario permanente.  En ese momento lo relativo del tiempo me hizo sentir más viva que mis propios sentidos, los fenómenos sólo eran espectros congelados de las ansias de poder convertir el tiempo en fantasía. 

El café se termino, no había mezcla, no había nada. Al final el fondo de la taza anunciaba la muerte de ese líquido viviendo ahora en mí. ¿Cuándo llegaré al final de mi taza?...también será blanco....¿De qué color?.....aún no quiero llegar al fondo, quiero seguir llenando mi espacio, mi realidad, mi mundo de colores desvanecidos. 



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